sábado, 24 de julio de 2010

Después les cuento

sábado, 24 de julio de 2010
No estoy segura. Es algo que me suele pasar.

No estoy segura de escribir en este blog. De escribir en blogs (¿será ese el plural?).

El que invita dice que se puede escribir de cualquier cosa, que no hay obligaciones ni rutinas. El que invita es como el dueño del blog, no del cabarute, creo. Eso es lo que me da inseguridad, lo del cabarute, y encima con cinco lucas. ¿Si yo tuviera cinco lucas iría al cabarute?

No sé, admito que me produce intriga, que más de una vez escuché con insana curiosidad anécdotas al respecto. Recuerdo que una vez en el diario me “mandaron” a hacer una nota sobre los cabarutes y whiskerías (¿cómo mierda se escribe?). Y yo pensé: “¡Qué bueno!”. Era feliz, corrían épocas de cronista. Dos minutos después, dudé, más o menos como ahora. Era mina, ¿cómo carajo hacía para ir a un cabarute a ver qué onda sin que se dieran cuenta que era periodista?

El que mandaba era hombre y jefe. No abundaban las mujeres en la redacción, por entonces. Tampoco l@s cronistas. Habrá sido por eso. ¡Qué cabeza dura el tipo! No había manera de hacerle entender la complicación. “Buscate alguno que te acompañe”, me recomendó, sin dejar de preguntarme si ya había hecho la recorrida.

Y no había cinco lucas. Sí cabarute.

Primero le pedí a un amigo de fierro, me dijo que sí, arreglamos para encontrarnos, me dejó plantada. El lunes siguiente mi jefe la emprendió otra vez. “¿Y, fuiste?”, preguntó, mientras yo le ofrecía notas exclusivas por doquier. Pero nada, quería la del cabarute. “Ese es un tarado no puede sostener nada en la vida”, me dijo cuando le conté el plantón de mi amigo. Ese tenía un cargo en el diario, diríamos, importante. Era mi amigo, además.

Cada vez tenía menos ganas de ir al cabarute. “Buscate alguien serio”, dijo. ¿Alguien serio para ir al cabarute, tipo pareja swinger a ver qué onda? Busqué alguien más o menos serio. Y fuimos. Empezamos por las whiskerías. Era temprano, mi compañero quedó anonadado con las chicas en la barra. “Che, parecen de la facultad”, comentó.

Creo que no tenía mucha barra encima. O estaba lleno de prejuicios, no sé.

Algo de ambiente pude hacer y mínimas charlas con los tipos que atendían las barras. Encima mucha guita no teníamos para consumir. De eso hablábamos hasta que cuando íbamos a encarar el tercer boliche en el recorrido nos llamó la atención un señor en una mesa rodeado no sólo de un par de chicas sino de un par de caballeros a su alrededor. La cosa se estaba poniendo pesada. ¿Cuántos pasos más íbamos a dar antes de encontrarnos con algún “conocido” empresario y/o político? Un par, y lo constatamos.

Pegamos la vuelta. Y no hizo falta explicar mucho en la redacción.

Ahora ya entré a este cabarute, miro y después les cuento qué descubro. Mientras, voy pidiendo alguna copa, total con cinco lucas alcanza, ¿no?

POR LISY SMILES

foto: Sterling Ely, Creative Commons share-alike 2.0

3 comentarios:

Juan dijo...

Me acuerdo, a propósito, de una nota que hizo Marina Salas con Silvina Salinas como fotógrafa en un golden que estaba de moda por el 97, creo. Recuerdo también los comentarios de Marina sobre su experiencia en una mesita del bar de enfrente. No sé si la nota, finalmente, salió.

silvina dijo...

Ay Juan, qué memoria. Hace poco alguien me hizo acordar de esa experiencia porque parece que hay otro Golden en el centro (ese quedaba bien retiradito). Una de las notas más difíciles que hice (y no es chiste). ¿Cómo se les hace fotos a muchachos que quieren mostrar toda su humanidad pero a la vez no quieren que se los reconozca? Sí, la nota salió.
Me encantaba salir a hacer notas con Marina Salas, sobre todo las de Policiales. La muchacha tenía la misma presencia y temperamento para ir al centro de villa La Lata o sentarse frente a un juez, enfundada en elegancia y seguridad. Hace tiempo que no la veo aunque creo que todavía vive en mi barrio. Un abrazo.

Juan dijo...

Oh, sí, Silvina. Tengo una memoria (y si sigo así también un tamaño) de elefante! La verdad es que el relato de Marina fue desopilante... e inolvidable. Hace no mucho, un año, la vi en rehabilitación del COT: yo con un brazo quebrado y ella con una pierna enyesada... cosas de viejos.

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