miércoles, 28 de julio de 2010

Sin ir más lejos

miércoles, 28 de julio de 2010
Tengo alguna contradicción con ciertas políticas de preservación urbana. Pienso que es justo pedir la intervención del Estado para defender de la piqueta fácil ciertos bienes considerados de interés común. Pero opino también que a los cines se los defiende yendo a ver películas y a los bares, militando la copa.

Le adeudo esto último a La Capilla, al menos en los últimos veintipico de años. Deuda grande, que acaso pide un pequeño jubileo: salvar a todos los bares del mundo de esta forma es hepáticamente insostenible.

La noble patriada del Che Che no funcionó, y el bar cierra. Sobreviene la culpa pero, sobre todo, toma cuerpo la sensación de que parte de la propia historia baja con él las persianas. Uno viene a descubrir, como un salame, que la nostalgia por los bares muertos no era sólo un curro de otros periodistas para escribir crónicas melosas.

De hecho, las paradas en La Capilla eran bien concretas en los tempranos años 90, cuando en Avellaneda y San Juan funcionaba la vieja FM AZ93. En ese momento no era vieja. Por el contrario, era una broadcasting que estaba bien en la pomada. Su dueño era un reconocido disc jockey que peleaba la punta del mercado de los bailes adolescente. Y pibes y pibas escuchaban con devoción la música pegajosa e indescifrable que les entregaba como un solo y largo tema corrido eternamente en una cinta de Moebius.

Eso no era lindo, pero sí trabajar con gente como Verónica, Victoria, Gustavo, Cachete o el propio Fabio Nakamatsu, hijo del dueño de La Capilla y notable comentarista deportivo.

Mejor todavía se puso cuando armamos “Sin ir más lejos”, un informativo tan fuera de contexto en esa radio, como intenso en la forma de vivirlo. Casi en la prehistoria de nuestra profesión, con el pelado Schwarzstein, Hernán Lascano, Walter Palena, Florencia Crende, peleábamos el prime time de barrio Echesortu a las seis de la mañana. Norma López cubría la información del Concejo, con tanto interés que se quedó a vivir allí. Los columnistas: Mauricio Maronna, Osvaldo Bazán y Reinaldo Sietecase.

Era un programa gauchito y querible. Juro que parecía un noticiero de verdad. Había gente que hoy juega en primera. Y yo, puedo ufanarme, jugué con ellos en el potrero. Eran buenos tiempos. Al final, todos a La Capilla. Entre viejos de la edad que hoy nos ocupa, que jugaban al billar y atendían la quiniela, nuestra mesa se estiraba en charlas que, como la música de la AZ, son más o menos las mismas que veinte años después.

Un par de veces, casi de turista, volví. Hace poco fui a una de las convocatorias que se hicieron para intentar frenar su cierre. Otros tendrán más derecho a la nostalgia. No pasé toda la vida allí pero sí un par de buenos e inolvidables años. Lo suficiente como para necesitar escribir unas líneas que, lejos de cualquier originalidad, gracia e interés público, sólo buscan apropiarse humildemente de un rincón del pasado.

Es que en un mundo que odia a los piquetes pero venera a las piquetas, la orgía inmobiliaria podrá demoler ladrillo por ladrillo La Capilla y levantar en esa esquina un shopping, un casino, una torre, un estadio de ludo o un cosmódromo para que despegue la nave espacial de Menem que llega a japón en media hora. No importa. Ya no se quedará con mis recuerdos.

POR ALVARO TORRIGLIA

foto de Silvina Salinas

15 comentarios:

Hernán dijo...

mierda, mierda, mierda. En esa época había que agarrar el 139 a las 5.20 en la plaza López para arrancar con los títulos a las 6. Ahora vivo a diez cuadras y, como ya no madrugo, mañana a las 10 voy caminando a tomar el penúltimo feca, en frente de mi primera radio, a buscar un poco de aquella voluntad...

Unknown dijo...

Qué linda nota, por favor.
El Pelado

Anónimo dijo...

"Pero opino también que a los cines se los defiende yendo a ver películas y a los bares, militando la copa".
Es tan cierto esto que decís. Y tan descriptivo de esa época lo de "bien en la pomada". Me sonreí.

Anónimo dijo...

Que hermoso post Alvaro! Además de La Capilla me trajiste muchos recuerdos de mi adolescencia y ese pasillo de Avellaneda que ocupaba la AZ 93.
Virginia

Anónimo dijo...

Pelado. Que hermosa nota. Es un privilegio leerte. Abrazos. Sonia

Unknown dijo...

Sonia, la nota es de Alvaro. Siempre es un privilegio leerlo. El Pelado

Anónimo dijo...

Mirá que escribís lindo, che!!!! que no se te haga costumbre el blog porque me quedo sin socio en economía. Felicitaciones, bellísima.
Sandra

Anónimo dijo...

Copa, copa y más copa. Esa fue y será nuestra consigna! Genail Alvaro! Lisy

Anónimo dijo...

Soy medio atolondrada. Pensé en Alvaro, leí la nota imaginándome a Alvaro, puse Pelado. Igual, aunqeu suene mal, les juro que es un privilegio leer a los dos! Besos. Sonia

Anónimo dijo...

Me gusta tanto tu nota como me gusta el diálogo entre Sonia y el Pelado. Un diálogo refinado, elegante y sincero que me dio mucha gracia.
Aunque me sigo quedando con "las remeras azules". Un honor que hayan acompañado tu nota con una foto mía.
(no logro que Maglione me diga cómo hago para que no salga "anónimo" en el comentario. Fijate qué podés hacer).
abrazo,
La Chipi

lisy dijo...

estoy probando un comentario no anónimo, Chipi, después te digo cómo. Salú a la visita!!

alvaro dijo...

Es que Anónimo es una especie de criatura fantástica que se nutre de nuestros comentarios y por las noches sale a hacer justicia comentando blogs. Es nadie y somos todos. Ojo con Anónimo, el superhéroe de los post. Menos mal que es amigo de Cinco Lucas en el Cabarute. Una pregunta al margen, ¿al final en quién pensás Sonia?

silvina dijo...

Ya resolví lo del anonimato (Maglione escuchó mis súplicas y luego de un larguísimo análisis de su explicación pude hacerlo). Gracias Lisy. Gracias Alvaro: me gusta lo de criatura fantástica. Lo voy a seguir usando, obviamente, cuando las circunstancias ameriten.

el mono dijo...

Que gran verdad !! significa que La Sede no va a cerrar nunca , mas si para el cierre te espera Tamara , con la cena lista y una sonrisa . Te olvidas de todo lo abrumador de la jornada .

alvaro dijo...

Qué familia, Juan Carlos!!!

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