jueves, 15 de julio de 2010

Si Evita viviera

jueves, 15 de julio de 2010
Ninguno de los medios “serios” que cubrió con decenas de páginas la ley de matrimonio igualitario se animó a poner “putos”. Alguno tuvo la osadía de citar a la Agrupación Putos Peronistas, pero nadie escribió la palabrita letra por letra, sin comillas, a lo sumo eran homosexuales, señores homosexuales, aunque en todas las redacciones del país los chistes sobre esos señores homosexuales incluían la palabra puto. Que alguien se anime a afirmar lo contrario.

Aunque dudo de su veracidad (Google no me lo pudo corroborar), dicen que dijo Andrew Graham-Yooll que para hacer buen periodismo hay que tener una dosis de modestia, mucha paciencia, una cuota de cinismo y la convicción de que sólo vale la pena la honestidad. Y al cinismo le agrego: sentido del humor, si es humor negro mejor. Solamente con la ligereza del chiste fácil, la liviandad de la burla y la superficialidad de la procacidad se puede sobrevivir con cierta sanidad mental (poco frecuente en las redacciones) a la marea cotidiana de noticias terribles.

No era una noticia terrible la de anoche, era uno de esos escasos momentos en que todo suena a justicia y verdad. Pero igual, el chiste fácil, el doble sentido procaz: “Esta noche nos entierran los putos”. En una redacción, “enterrar” es sacar el diario más tarde de lo previsto por algún acontecimiento imprevisto. Y los putos son los que, en la crónica del día siguiente, serán los homosexuales. “Las minorías” dirá mañana el diario, y nosotros anoche les decíamos putos.

Solamente encontré en internet un periodista que en estas veinticuatro horas escribió la palabrita puto: Emilio Ruchansky, en Página/12, en una nota a María Rachid, de la FALGTB. La anécdota de Rachid es genial: dice que los anarquistas siempre estuvieron a su lado en la lucha por los derechos de los homosexuales. “Hace cinco años, cuando se supo que los neonazis iban a hacer lío a la Marcha del Orgullo, los anarquistas vinieron a enfrentarlos. Los neonazis les tiraban piedras y botellas. ¿Sabés lo que les gritaban los anarquistas?: putos de mierda”.

La Nación puso a dos periodistas a twittear desde el Congreso durante el debate de la ley de matrimonio igualitario. @msolamaya destrozó con total naturalidad el perfil moderado del diario. “Si Evita viviera sería tortillera”, dijo que cantaban en la plaza.

Me quedé en la redacción de La Capital hasta las 4.20 de la madrugada para subir a la web lo que estaba pasando en el Senado. En estas ocasiones, soy un tipo feliz, agradecido de tener este laburo: me encantaban los cierres en el diario impreso porque no hay nada mejor que las corridas de última hora, los cambios violentos, páginas que fueron escritas pacientemente durante todo el día y que desaparecen en cinco minutos, secretarios de redacción que apenas contemplan la escena y terminan balbuceando “mandala a filmar” cuando el trabajo sucio y desprolijo ya fue perpetrado. Estoy feliz con un poquito de adrenalina (la que debería tener este trabajo todos los días), saber que hay cinco tarados leyendo a esa hora, saber que algún día me voy a acordar de esta noche como me acuerdo del día que se murió Carlitos Menem junior, del atentado a la Amia, de Lapa, del 11 de septiembre, de la noche de Cobos...

Fue otro día de esos en que uno está convencido de que son históricos pero que si lo escribe en el título o en la volanta queda feo, muy feo, horrible. Los putos festejaban en el Congreso con la genuina y contagiosa felicidad de la reivindicación. Está buenísimo, que cada cual haga lo que más le guste con lo que más le guste. Fue un día histórico.

POR HERNAN MAGLIONE
foto: Rafael Anderson Gonzales Mendoza, Creative Commons share-alike 2.0

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